sábado, 17 de enero de 2009

Una serie de catastróficas desdichas.

Me desperté aquella mañana pensando que iba a ser un día normal. Total, era jueves, no es un día para que ocurran cosas extraordinarias. Pero me equivocaba... estaba a punto de vivir la primera de una serie de catastróficas desdichas.

Me fui a trabajar, sin novedad. Luego me fui con Ana Cris a comer al Gran Casa. Y mi coche no volvió a arrancar. Acudí desesperadamente al taller del Hipercor para que me arrancaran el coche con las pinzas... ¡Me cobraron 12 euros! Pero por lo menos el coche se puso en marcha y lo pude llevar a casa.
El viernes, intenté arrancar el coche de nuevo, pero nada. Intenté arrancarlo con pinzas... ¡y ni por ésas! Tuve que llamar a la grúa y llevarlo al taller.
Cuatro días después, el martes, me llamaron los del taller. No era la batería, era el alternador. Total... 500 euros de reparación.
Hoy es sábado. Mi nuevo alternador no ha llegado al taller y, por ende, todavía no me han arreglado el coche. Ya llevo 10 días sin coche. ¡Y lo que te rondaré morena!

Vuelvo al jueves. Ese día en el que me quedé sin coche.

Después de un duro día de trabajo y de sinsabores me fui prontito a la cama. Para no pensar, para escuchar la radio, para relajarme. De repente oí un estruendo que retronó en toda la casa. Me asomé al baño para descubrir que se habían caído los azulejos de la pared sobre la taza del inodoro. ¡Unos minutos antes y me pilla en el trono! En fin. Suma y sigue. Una segunda desdicha a mi lista de la mala suerte.

Vuelvo al viernes. El día en que llevé mi coche al taller y ya no tenía azulejos en la pared del baño.

Para poder circular una amiga me dejó un coche. Lo fui a arrancar... y tampoco arrancaba. Al final lo puse en marcha con las pinzas del vecino. Pero no tenía gasolina, así que me fui directita a la gasoliera del Carrefour. Puse 10 eurillos y al ir a arrancar... ¡sorpresa! El coche no arrancó. Nada, ni mención hizo. Con lo que le tuve que pedir a un amable conductor que me arrancara el coche con las pinzas de mi vecino (que ya curada de espanto llevaba en el maletero). Y así, sucesivas veces... cada vez que apagué el motor del dichoso cochecito tuve que arrancarlo con pinzas. En fin. Suma y sigue. La tercera desdicha de mi lista de mala suerte.

Vuelvo al viernes de nuevo. El día en que llevé mi coche al taller y ya no tenía azulejos en la pared del baño y tuve que arrancar el coche prestado unas 50 veces con las pinzas.

Se me funde la luz del baño y de la cocina. ¡Sí! A la vez. Al mismo tiempo, el mismo día. Afortunadamente este incidente lo he podido solucionar con relativa rapidez. Aunque por unos instantes me vi sin coche, sin azulejos, sin luz y teniendo que arrancar el coche prestado con las pinzas del vecino.

Por cierto, tendré que devolverle las pinzas al vecino.

viernes, 2 de enero de 2009

Cuadrenos de bitácora vs blogs

Venía oyendo La Ventana en el coche. Hablaban de los blogs, en concreto, de la palabra blog. Otro anglicismo que se ha colado en nuestras vidas recientemente y que, por ende, no figura aún en el diccionario de la RAE. Aunque todo se andará.
Lo que tampoco figura es la expresión "cuadreno de bitácora" que usamos como sinónimo de la palabra blog. Una expresión mucho más bella, más sonora, más poética... que remite a aquellos cuadernos de marinos, diarios de abordo, en los que los capitanes de navío señalaban el rumbo de navegación y las incidencias que se encontraban en alta mar.
Una vez más, la realidad avanza más rápido que las convenciones y las instituciones. He aquí una nueva realidad, un neologismo, que pronto tendrá que plasmarse en la normativa lingüística española.