lunes, 23 de noviembre de 2009

De series, películas y vampiros

Tras engancharme perdidamente a Flash Forward (serie que emite AXN los lunes y Cuatro los martes), hasta el punto de bajarme los capítulos conforme se van estrenando en los United, ahora le ha llegado el turno a True Blood.



True Blood nos cuenta la historia de un mundo en el que los vampiros pueden convivir con los humanos gracias a una bebida sintética, sucedáneo de la sangre, que han desarrollado en Japón. La prota es Sookie, una humana que es capaz de leer los pensamientos de todos los demás. Y el prota es Bill Compton un vampiro al que Sookie no le puede leer los pensamientos y que desea integrarse en la sociedad y renunciar al lado oscuro. Pero la tranquilidad de este pequeño pueblo de Louisiana no sólo se ve alterada por la llegada de un vampiro, una serie de chicas han aparecido asesinadas en sus casas. La policía y sheriff (me encanta esta palabra) tienen varios sospechosos, uno de ellos es el hermano de Sookie. Pero bueno, no os voy a destripar la historia, mejor os invito a ver la serie y ya me direis.

Tras haber descubierto esta serie sobre el mundo vampírico me llamó la atención en la cartelera la película "Luna nueva", segundo episodio de la saga Crespúsculo. Decidí ver la primera película en la tele (la emitieron el martes pasado), y el miércoles me fui con mis amigas al cine a ver esta nueva entrega sobre la vida de los vampiros. Tras ver estas dos películas he llegado a las siguientes conclusiones:

1. La saga Crespúsculo es porno para mujeres: el 80% de los espectadores de la sala de cine eran mujeres, y el 80% de esas mujeres no pararon de gemir y suspirar durante toda la proyección.

2. La imposibilidad de mantener relaciones sexuales entre el vampiro Edward y la humana Bella es una metáfora de la posición ideológica de la escritora (Stephanie Meyer) que está en contra de las relaciones sexuales antes del matrimonio. No sé como sigue la saga pero seguro que en cuanto se casen Edward y Bella ya podrán tener sexo.

3. Hay vampiros mucho más interesantes en la historia del cine y de la literatura, pero éste está más bueno.

1 comentario:

Raúl dijo...

opio y pegfo un extracto de un arítculo del diario Página12.

"el vampiro abstinente.

Crepúsculo es la historia de Bella, una chica de secundaria que se enamora de Edward Cullen, integrante de una familia de vampiros muy particular: no cazan humanos, no beben sangre humana, y quieren participar de la vida de los vivos (Carlisle, el vampiro mayor, ¡es médico!). El joven Edward no sólo se abstiene de beber sangre: está enamorado de Bella, que casualmente exuda un olor que lo enloquece de deseo, pero él decide reprimirse. Sexo de verdad (la mordida suele entenderse como la metáfora del coito) no pueden tener porque él es demasiado fuerte y mataría a la chica. Así que los dos se la aguantan. Por lo menos hasta el libro final, cuando tienen un hijo; pero, eso sí, dentro del sagrado matrimonio.

La propia Stephenie Meyer confiesa que jamás leyó Drácula, ni a Stephen King, porque le impresiona demasiado (además, su religión le prohíbe exponerse a objetos que no sean aptos para todo público). “Bella, la protagonista de mis libros, es una chica buena porque crecí en una comunidad donde serlo no era la excepción. Y todas mis amigas eran buenas chicas; y mis amigos, buenos chicos. Todos eran muy agradables y eso afecta lo que escribo. No veo al mundo con negatividad.” Asombroso: el neoconservadurismo ha alcanzado a la más rebelde de las criaturas.

Stephenie Meyer aventura una explicación de su éxito: “Mis libros tratan sobre resistir la tentación. Hay un deseo de elegir otro camino. Esa es la metáfora de mis vampiros”.


Yo prefiero a los de True Blood. Se lo pasan mejor. Disfrutan de la vida.