martes, 23 de diciembre de 2008

Feliz Navidad

Llegados a estas fechas tan entrañables del año y tras recibir miles y miles de mails con felicitaciones navideñas, elfos que bailan, bonos descuento en centros de estética y cientos de ofertas para comprar mis regalos de Navidad al mejor precio... no me queda más que reflexionar sobre el tema de la semana: la cena de Nochebuena.
Ese día tan señalado te reúnes con toda tu familia. Tu madre se ha pasado toda la tarde en la cocina preparando una cena súper-especial. Y cuando digo súper-especial, es que es súper-especial: pavo relleno, lubina a la sal, confit de pato, solomillos con foie, asado de cordero, bogavante del Cantábrico... todo ello sumado a ingentes cantidades de entrantes (ensalada, langostinos, patés y quesos, jamón ibérico...) y a toneladas de dulces navideños (mazapán, turrón, polvorones, bombones...). Después llega la hora de los cafés y la sobremesa, ese incómodo momento en el que llegan los tíos de Alicante y tienes que preguntarles que tal les va el trabajo, como andan de las varices, y si ya llevan mejor lo de la úlcera. En fin, una gran conversación que, como no, se va haciendo más emocionante con cada trago de licor. Las palabras fluyen y la confianza se retoma a la par que aumenta el cariño y la exaltación del amor y la fraternidad familiar. Poco a poco, llega la hora de los cubatas, esos combinados maravillosos que te preparas con el wisky añejo que lleva 15 años en casa, o con ese martini que tiene más años que tú mismo.
En fin, después de esta suculenta cena sólo me queda deciros:
¡Tomaros un Almax, y Feliz Navidad!

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